martes, 12 de julio de 2016

double check

La semana pasada tuve la oportunidad de dar un taller de creatividad a niños de altas capacidades. Era algo que me imponía muchísimo. No sabía si se iban a aburrir, si lo iban a entender, si les iba a gustar… Y además: eran niños. Mi falta de costumbre me hacía anticipar situaciones desastrosas.

Sin embargo, todas mis dudas se esfumaron a los dos minutos de empezar a hablar. No dejaron de hacer preguntas y observaciones, algunas muy locas y otras curiosísimas. Fue genial. Me encanta que no tengan filtro y vayan soltando todos los pensamientos que se les cruzan a mil por hora. No tienen miedo. Cero prejuicios. Y encima, asimilan como esponjas. Ah y esa capacidad de soltarse. De enfrentarse al papel en blanco sin temor alguno. Cualquier adulto dudaría, planificaría, tantearía opciones… Ellos no. Es digno de admiración.

El tiempo se me pasó volando, la verdad. Ojalá pueda repetirlo en el futuro :)