Hay quien lee
los horóscopos o busca designios divinos en los posos del té, yo soy más de
usar la radio como oráculo. Es un pronóstico que me aplico sólo si sale
positivo, claro, un vicio tonto con el que infundirme ánimos. Enciendo la radio
y trato de encontrar, en la canción que suene, una respuesta más o menos clara
a mi pregunta. A veces rebusco en la letra y otras me baso en mi afinidad con
el tema. Si suena un Life on Mars de
Bowie, el día se presentará favorable pero si es el Live is Life de Opus, las perspectivas serán peores. Pero como he
dicho, lo aplico sólo si me interesa. Si el resultado no va a ser bueno, pruebo
con otra emisora y si ni con esas funciona, me vuelvo completamente racional y
me olvido del asunto. Es la dinámica básica, ¿no? Por eso los echadores de
cartas sólo te dicen lo que quieres oír (y lo mío, al menos, sale gratis).
Supongo que
estos augurios relacionados con las canciones tienen su razón de ser, ya que
una azarosa relación de temas puede verdaderamente influir en el estado
anímico. Habrá quién se tome la música como un hilillo de fondo que rellena
asépticamente los silencios pero no es mi caso. Para mí, las canciones son
importantes y traen incorporadas sus propias emociones, de ahí que no soporte
su uso indiscriminado en publicidad. Porque esa música no se compuso para eso, sino
que tenía un propósito mayor que vender seguros o refrescos.